¿Por qué el olfato y el gusto están tan relacionados?

olfato y gusto

Las papilas gustativas, localizadas en la lengua, son las encargadas de identificar los sabores, mientras que las terminaciones nerviosas de la nariz se encargan de reconocer los olores. Ambos, olores y sabores, se comunican al cerebro, que incorpora esta información permitiendo diferenciarlos.

Existen algunos sabores genéricos (salado, dulce, ácido…) que pueden ser identificados sin olfato, pero otros más complejos o concretos necesitan del olfato. De hecho, muchas personas se dan cuenta de que han perdido el olfato porque la comida les sabe más insípida.

Cómo funciona el olfato

La membrana mucosa que recubre la nariz (el epitelio olfativo) contiene células nerviosas denominadas receptores olfativos. Estas células tienen una especie de pelos (cilios), que son los que detectan los olores.

Las moléculas transportadas por el aire, al entrar en la nariz estimulan los cilios y esto desencadena un un impulso en las fibras nerviosas cercanas, que están conectadas con los bulbos olfatorios (que a su vez forman los nervios olfatorios, alcanzando a nuestro cerebro)

El cerebro interpreta cada impulso como un olor diferente y, al mismo tiempo, se estimula la parte media del lóbulo temporal, donde se almacena la conocida como la “memoria de los olores” que nos permite reconocer olores y asociarlos a momentos de nuestra vida.

Trastornos del olfato

Nuestra capacidad de oler puede verse afectada por diferentes razones. Desde un refriado hasta un traumatismo, un tumor o, recientemente el gran protagonista, el COVID-19.

La edad es otro factor a tener en cuenta. A partir de los 50 años la capacidad de oler y de saborear empieza a disminuir de forma progresiva. Las membranas que cubren la nariz se van debilitando, cada vez son más finas y están más secas, y los nervios olfatorios empiezan a deteriorarse.

También se reduce considerablemente el número de papilas gustativas, lo que reduce la capacidad de saborear los alimentos. Es por esto que las personas mayores comen menos, dado que los alimentos les resultan insípidos y algunos alimentos empiezan a tener un sabor amargo.

La pérdida de olfato puede ser parcial (hiposmia) o completa (anosmia). En este último caso, se puede trabajar para acelerar la recuperación del olfato mediante el entrenamiento olfatorio.

En Abedul hemos desarrollado un kit de uso doméstico: Anosmiun. Contiene una selección de aceites esenciales 100% naturales (Geranio, Naranja, Eucalipto, Clavo, Canela) que se aplican sobre unas tiras reactivas, para evaluar la percepción de los olores. Con tan sólo 10 minutos de entrenamiento cada día ejercitarás desde casa la capacidad de tu cerebro para identificar los olores, acelerando la recuperación del olfato. Puedes ampliar la información en este enlace.

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